porque fracaso galileo galilei
Tendremos oportunidad de volver sobre esta cuestión. Así, el movimien to es concebido como estado; pero no un estado como los de más: es un estado-relación8. El principio no es válido para el movimiento circular. Esto implica que en el mundo cartesiano el movi miento posee realidad propia. luogo ch'ella si innove o sra ferina, ch'ella tocca o non tocca un altro carpo, ch'ella é una, poca o molta, né per venina imaginazione posso separarla da queste condizioni; tita ch'ella debba essere bianca o rossa, amara o dotce, sonora o muta, di grato o ingrato odore, non sentó farmi lorza alia mente di doverla apprendere da cotali condizioni necessañámente accompagnata: anzi, se i sensi non ci fussero scorta, forse il dis corso o l'immaginazione per sé stessa non v'arriverebbe giammai. 324, 375, 388. II m oto per la linea orizontale, che non t declive né elevata, é m otto circulare intorno al centro: adunque il moto circolare non s'acquisterá mai naturalmente senza il m oto retto precedente, ma bene, acquistato che e’ si sia, si continuérá egli perpetuamente con velocitá uniform e.» Galileo y la ley de la inercia 235 Dialogo (y que, para indicar una vez más sus preferencias filo sóficas, atribuye a Platón, aunque Platón nunca enseñara nada parecido), mito en el que vemos cómo Dios deja caer los pla netas antes de conferirles el movimiento circular en sus respec tivas órbitas M1, sin duda sólo nos es presentado para hacernos ver palpablemente esa oposición entre aristotelismo y galileísmo, entre ciencia antigua y ciencia clásica, y hacernos comprender el alcance filosófico de los principios esenciales de la física clá sica, y en especial el de la uniformidad de las leyes. Se ha encontrado dentro – Página 13... describe a Galileo Galilei como “un hombre por encima de todo prejuicio”, ... fracaso constituyó una experiencia decisiva para la civilización europea. inquiens augeri velocitatem in fine motus ex additione gravitatis, non nutem ex eo, quod minor portio medii supersit. 414 Le monde, p. 45. Ahora bien, el movimiento puede hacerlo, pues tal es la propiedad de su naturaleza, con tal de que haya un objeto perdurable y de que nada en contra le suceda; tiene la facultad de perseverar sin la acción continua de su causa.» Estamos sin duda lejos de la claridad y de la profundidad metafísica de Descartes. Es posible — pero no es nada más que una hipótesis— que se asustara ante el ejemplo de Bruno. Por ello la gran cuestión, debatida a todo lo largo del Dialogo y subyacente en todos sus desarrollos —cuestión más importan te aún que la del valor de los dos sistemas astronómicos opues tos, pese a todo de alcance limitado— es la cuestión del valor respectivo de dos filosofías. Galileo y la ley de la inercia 219 de montañas, sino tal como una superficie de agua tranquila y plácida». En efecto, si la tierra es un ustro, los astros, a su vez, no son más que tierras... 149 Dialogo, I I , pp. Esto es también la prueba por el hecho: una prueba experimental del platonismo. No pocas cosas: hay que reemplazar la explicación mítica de la participa ción de los cuerpos graves en el movimiento de la tierra (par ticipación en la «naturaleza» de la tierra) por una explicación física o, más exactamente, mecánica, es decir, hay que expli citar las ideas subyacentes del razonamiento, y en especial la idea de que para un conjunto de cuerpos animados por un mis mo movimiento, ese movimiento, en el cual todos toman parle, no cuenta; en otras palabras, hay que lograr la noción de sistema físico, y admitir la relatividad, no sólo óptica —conin hace Copérnico— sino también física, del movimiento. Y como tal, obe dece a las leyes generales de la naturaleza, es decir, a las leyes de la persistencia y de la conservación que Dios ha establecido para ella. Y que lo sería igualmen te, aun si, como pretende el aristotelismo, la velocidad de la caída disminuyera con el peso del grave. 523 Cf. 107, 109, n. 2, y «Entdeckung der Parabelform der Wurflinie», en Abhandlungen zur Geschichte der Mathemathik, Leipzig, 1899) que, en la época de la publicación del Speccio (1632), Galileo estaba ya, e incluso desde hacia mucho tiempo (desde 1610), en posesión de esta ley. i, p. 106, n. 119; pá ginas 111 $s. violatum ac si secundum naturam moveretur; sed ad latera quodam pacto deflectitur. 287 ss., la respuesta de Torricelli a esta objeción. Esto nos parecería poco «natural» y buscaríamos la explicación del fenómeno en la acción de algún mecanismo oculto. Ahora bien, yo no os pregunto el nombre sino la esen cia de la cosa, y de esa esencia no sabéis más de lo que sabéis de la esencia del principio del movimiento circular de las estre llas211*, del que conocéis el nombre que se le ha dado y que se nos ha hecho familiar y habitual debido a la frecuente experien cia que del mismo tenemos mil veces al día. En efecto, el choque no hace sino transferir de un móvil a otro un movimiento (una velocidad) ya existente: la caída, por el contrario, lo produce. Se ha encontrado dentro – Página 150... límite”? a) La muerte b) El fracaso c) La desilusión d) El rechazo 15. ... de expresión: a) Giordano Bruno b) Tomás Moro c) Galileo Galilei d) Tommaso ... Su fallecimiento fue un acontecimiento considerado importante para la sociedad de la época, tanto que recibió los honores destinados solo a los reyes de Inglaterra. Ya no es el desconocido de antaño; ahora es el célebre, el gran filósofo admirado por unos y combatido por otros. Es una propiedad empírica, una cualidad del sen tido común. Sic unumquodque elementum cum illo cui contiguum est, in altera qualitate convenit, in altera vero differt, quod sane ab Averroe videtur. Ita ubi médium majorem habet resistentiam; ibi mobile diutius moretur, ubi minorem, minus. 3 vols., París, 1909-13; en fin. 408 Le monde, p. 44. Discorsi, pp. Por eso es posible imaginar un cuerpo no grave, es decir, no so metido a la acción de la tierra que engendra en él la gravedad. tu, pp. Dialogo, i, pp. «Querría — nos dice que encontrásemos algún medio de hacer un experimento cotí cerniente al movimiento de los proyectiles...», y Sagredo pro pone tomar un carro descubierto, colocar en él una ballesta rián dolé una elevación media —aquella con la que el alcance del tiro sea mayor— , y, poniendo en movimiento el carro, disparar una vez en el sentido de la marcha, y otra vez en sentido con *183 *** Dialogo, I I , pp. Pri mero, física aristotélica; a continuación, física del ímpetus, inaugurada, como todo, por los griegos, pero elaborada funda mentalmente en el siglo xiv por la escuela parisiense de Buridan y Nicolás de Oresme’ 3; finalmente, física matemática, experi mental, arquimediana o galileana. ¿Entonces? Estudios galileanos. — s a l v i a t i 1T0: «Esto —el carácter perdurable del móvil— ya está admitido desde el momento en que se ha decidido suprimir todos los obstáculos accidentales y externos, y en este caso, la fragilidad del móvil es uno de los obstáculos accidentales l“ . en modo alguno satisfacen el objetivo que se les asigna. ¿Qué es pues lo que la obliga a seguir el movimiento de la torre? Por eso caen y tienen una tendencia natural a mo verse hacia abajo, cosa que no hacen los cuerpos geométricos. Así, si el espíritu fuera una cosa corporal, movería al cuerpo y se move ría a sí mismo con un solo y mismo movimiento. Cuando se piensa en todo esto, cuando se piensa especialmen te en el hecho de que los cuerpos, sean cuales fueren, caen todos según la misma ley y a la misma velocidad, se comprende la ten-2 *7 5 4 224 Todavía para Bruno, los planetas giraban porque no pesaban. Ahora bien, si es verdad que los ingenieros y artistas del Renacimiento hicieron mucho por romper el yugo del aristotelismo, y que incluso a veces se esforzaron —como Leonardo da Vinci y Benedetti— por desarro llar una nueva dinámica, antiaristotélica, esta dinámica, como ha demos trado Duhem, fue en sus lineas maestras la de los nominalistas parisien ses. VI, 1. m , c. 2, pp. Sin duda, los razonamientos infinitesimales son difíciles; y la tentación de la geometrización a ultranza es muy fuerte. Si debajo de él la tierra se aparta, (qué le vamos a hacer! 169 ss. Y la identificación expresamente hecha por Descartes entre el status ontológico del movimiento y el del re poso — punto de suma importancia sobre el que volveremos— *388 explica suficientemente por qué, en el nuevo mundo construido por Descartes, la persistencia y la continuación indefinida del movimiento no tienen más necesidad de causa que la que el reposo tenía en el mundo antiguo. Pero el lector no puede ser educado si no es a través de Simplicio. Se ha encontrado dentro – Página 95... incluso si termina con el fracaso y la claudicación del personaje . Un ejemplo destacado de reformulación del héroe sería el de Galileo Galilei ... 212 ss. Ac quantum de secunda est, quam de verbis Platonis Simplicius ipse profitctur, satis haec illus fallaciam significant. Galileo concluye que si la luna fuera una esfera semejante, probablemente no la veríamos en absoluto. Esta sustitución es la que permite la invención de la ley de la inercia. 250 Alexandre Koyré la tierra inmóvil, dicho de otro modo, si el principio de la rela tividad del movimiento fuera válido universal y absolutamente, y, si, en particular, lo fuera para el movimiento circular «alre dedor de un centro», el movimiento de rotación de la tierra, lo mismo que cualquier otro, no podría producir una fuerza cen trifuga. Pero, en realidad, no es un libro de astronomía u\ ni siquiera de física. 22 ss. Oe este modo, Galileo habría invertido la proposición escolástica operado sei/uitur esse. 542, 546. lM El subrayado es nuestro. Pero un teórico digno de este nombre no se detie ne ante una objeción del sentido común. Al funeral de Dalton asistieron más de 400 000 personas. 1,1 Notae per il Marino (J. Chemical Heritatge Foundation. 422 El papel desempeñado por Beeckman no parece haber sido despre ciable. En cuanto a Galileo, L. Olschki lo liga a la tradición de los artesanos, constructores e ingenieros del Renacimiento: Calilei und seine Zeit (Geschichte der neusprachlichen wissenschaftlichen Literatur, vol, n i), Halle, 1927. Como éste, es libre de definir sus objetos y de conferirles un ser ex definitione. Pero si en ambos casos se usa el mismo arco, la flecha recibirá del arco tres grados». Tomad en la vertical AC un punto cualquiera C, describid con el radio AC un arco AMP, y éste cortará las paralelas que determinan los grados de velocidad, por pequeñas que sean, comprendidas en el interior del ángulo rectilíneo más agudo; y de estas paralelas, las partes que queden entre el arco y la tangente AB serán los espacios que haya que atravesar para regresar a la rueda, es pacios cada vez más pequeños a medida que se acercan al 256 Alexandre Koyré punto de contacto, más pequeños, digo, que las paralelas de las cuales son partes. Pero la revolución de Kuhn no puede entenderse sino como fruto de la tradición inaugurada por Alexandre Koyré, fundador de la actual historiografía de la ciencia y el primero en aplicar concienzuda y críticamente los testim onios históricos a la cons trucción de una imagen coherente y comprensible del pensa miento de las épocas pasadas, recurriendo a los elementos de juicio entonces al alcance de la mano, los presupuestos meto dológicos y 'los marcos conceptuales filosóficos generales. Etcnim vox est ambigua. E di questo dite esserne dimostrazione matemática?-—Salv. Para con vencerse de ello basta con concebir un móvil en movimiento del que sea eliminada toda causa de perturbación o de desviación; por ejemplo, una esfera muy perfecta y perfectamente pulida. Es el estado del movimiento, aca bamos de decir; estado que dura pero que, a la inversa, existe en el instante, lo que antaño llamara Descartes «puntó de movi miento» o «momento» 4054 . «Los filósofos “ 5 suponen también varios movimientos, que piensan pueden ser realizados sin que ningún cuerpo cambie de lugar, como aqué llos a los que llaman motus ad formam, motus al calorem, motus al quantitatem (movimiento de la forma, movimiento del calor, movimiento de la cantidad), y mil otros. : : «Fit denique, ut si dúo lapides, duove globi ex eadem materia veluti ex plumbo, unus pusillus alius ingens, simul dimit ían tur ex eadem altitudine. Si censeas fore, ut huc feratur; imaginare non modo Terram, veram etiam totum mundum esse in nihilum redactum, spatiaque haec esse perinde inania, ac antequam Deus mundum conderet; tune saltem, quia centram non erit, spatiaque omnia crunt similia; censebis lapidem non huc accessuram, sed in loco illo fixum 300 Alexandre Koyré «Concibamos una piedra situada en los espacios imaginarios que se extienden más allá de este mundo, y en los cuales Dios podría crear otros mundos; ¿piensas que ésta se dirigiría en se guida desde el lugar donde fue formada hacia la tierra? Se ha encontrado dentro – Página 209... posición del caballo, por una ingeniosa traza de Galileo Galilei (I). ... el fracasado Estrático de Mesina, y si faltó dinero para las tropas de Flandes ... Report DMCA, Koyre, Alexandre - Estudios Galileanos. Se ha encontrado dentro – Página 42Galileo Galilei da fin a esta época . ... El positivismo ( hijo del fracaso y de la renuncia ) nace de la astronomía griega , porque fue concebido y ... 254 Aíexandre K oyré ínfimo de inclinación que la acercara hacia el centro de la rue da bastaría para retenerla en la circunferencia». — s a l v i a t i : «Pero, para desviar a un móvil del movimiento hacia donde tiene el ímpetus, ¿no es necesaria una fuerza mayor o menor se gún la desviación haya de ser mayor o menor, es decir, según que en el momento de la desviación el móvil deba atravesar en el mismo tiempo un espacio mayor o menor?». Lo toma en serio y lo trata como a los otros. 39 ss. 227 ss. Todo el mundo lo sabe, y Galileo nos lo dice expresamente, que la caída es un movimiento natural de los graves301. Por otra parte, ¿cómo negar su existencia? Se ha encontrado dentro... objetivo que se salda con el absoluto fracaso, pues ninguna de las dos grandes ... inquisitorial por antonomasia, el que obliga a Galileo Galilei (n. ñeque ad aliud punctum propinquum librae respiciant; sed ad aliquod punctum infinite distans connitantur.» 292 c) Alexandre Koyré Gassendi Como muy justamente lo ha señalado E. Wohhvill, la obra de Gassendi está fuertemente inspirada por la de Galileo; mucho más de lo que el mismo Gassendi reconoce3 *354*. 2U ¡bid. Así pues, el movimiento natural no puede realizarse en el vacío. vn, 1906. ¿Y no se precisa de ella para conservarlo? «Por consiguiente, en el momento de la proyección, las par tes del medio circundante se sitúan sucesivamente en el lugar de las partes posteriores del móvil; así A, si mueve a B, toma su lugar, y si B empuja a C, ocupa el lugar de él, y así sucesivamen te. * En efecto, lo que se conserva es la v e lo c id a d y la d ir e c c ió n . Sin embargo, esta propiedad, absolutamente fundamen tal, no constituye la «naturaleza» de los cuerpos, no es su pro piedad esencial. Hay que decir, además, que posee una cierta cantidad de reposo 440. De determinada filosofía de Platón De ahí, desde el comienzo del Dialogo, el ataque contra la concepción tradicional del cosmos, con su separación tajante entre los cielos y la tierra, el mundo celeste y el mundo sublu n ar*121, operación para la cual utiliza Galileo todos los datos 125 En la historia do la filosofía hay varios Platones y varios platonismos; hay sobre todo dos tipos distintos: el platonismo, o más exactamente, el neoplatonismo, de la Academia Florentina, mezcla de mística, aritmología y magia; y el platonismo de los matemáticos —el de un Tartaglia y el de un Galileo—, platonismo que es matcmatismo, sin más. También es una proposición de la física aristotélica. Dialogo, i, p. 58: «Aía, si se puá assignare centro alcuno aU’wii verso, troveremo in quello esser piit presto coiocato in Solé», cf. Toda la primera parte del De moto... de Gas-(•ndi está consagrada a establecer esta equivalencia. al N. Copémico, De revolutionibus orbium coeleslium, 1. i, cap. Fue Descartes quien tuvo la oportunidad de hacerlo. 193 El innatismo galileano, como el de Descartes, es un reflejo del pla tonismo. Es, ante todo, un libro de crítica; una obra de polémica y com bate; es al propio tiempo una obra pedagógica, filosófica; es, finalmente, un libro de historia: «la historia del pensamiento de Galileo». Por eso dirá Salviati2M: «Hasta aquí le he mos admitido y dado por bueno lo que considera Tolomeo como efecto indudable: que, al provenir la proyección de la piedra de la rapidez de la [rotación] de la rueda movida alrededor de su centro, la causa de esa proyección crece en la medida en que la rapidez de esa rotación aumenta; de donde se ha inferido que, siendo la rapidez de rotación de la tierra infinitamente mayor 360 Cf. Así, la noción de tiempo desempeña para el pensamiento de Galileo, y dentro de él, el papel que desempeñaba la de causa lidad real para los pensamientos de Beeckman y Descartes y dentro de ellos. Ceterum etiam multo velocius in processu sagina movebitur: praesertim si ex motu concalefacta fuerit, quam, si plúmbea sit; ita excalefieri testatur Arist. El «diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo» y la polémica antiaristotélica, 193.—III. Pues, simplemente, que no sólo la tierra, con el elemento acuoso unido a ella, se mueve de este modo tes decir, naturalmente), sino también una parte no desprecia ble del aire, y todas las cosas que, de la misma manera, tienen relación con la tierra. Por desgracia, están los otros... Por eso nos vemos in cluidos por A. Mieli en la cohorte de los «detractores» y «enemigos» de Galileo; cf. Pero, tanto en un caso como en otro, si Galileo se conforma con esta ignorancia es sólo porque no tiene otra salida. R. Poirier, Remarques sur la probabilité des inductions, Parí», 1931. Dialogo, U, p. 216; cf. «En efecto, Hiparco (de acuerdo con lo que nos dice Sim plicio, en cierto opúsculo donde estudia particularmente el pro E n los albores de la ciencia clásica 29 blema) pensaba que el elemento natural es más rápido al final porque al comienzo de su movimiento el móvil es estorbado por una fuerza extraña, de donde resulta que no puede ejercer su poder originario, por cuyo motivo se mueve perezosamente; más tarde, cuando poco a poco esa fuerza extraña y exterior se des vanece, el poder natural se restablece, y en cierto modo, libe rado de trabas, actúa con mayor eficacia. Arist. Pero la dirección de la pesantez no es hacia un «cen tro» 285; las «líneas de fuerza» de la gravedad son paralelas: por eso el plano horizontal de ese mundo es un plano euclidiano. Se ha encontrado dentro – Página 38La persona aprende reinterpretando sus fracasos y no solo a través del éxito ... de A. Einstein y la comprensión de la inercia por parte de Galileo Galilei, ... 66 ss. Ahora bien, la afirmación de la unidad de la naturaleza conduce sin duda a la igualación por abajo, en la cual la naturaleza celeste pierde sus privilegios y se encuentra reducida al nivel de la naturaleza terrestre; pero comienza por un movimiento en la dirección exactamente opuesta, la igualación por arriba, la atribución a la tierra y a la naturaleza terrestre de las propiedades y privilegios de la naturaleza del cielo. Ciertamente, el movimiento violento — o al menos el ímpetus del movimiento violento— es siempre en línea recta. ¿Por qué, pues, Galileo, que admira a Gilberl casi tanto como a Copérnico” *, que está persuadido, y lo pro-*3 5 353 Cf. En el fondo, ya lo hemos dicho: admitirla sería abandonar la relatividad general del movimiento en beneficio de una relatividad parcial, limitada a un caso irrea lizable y, hablando estrictamente, imposible: el del movimiento rectilíneo; sería renunciar a ver en el movimiento de un grave alrededor del centro — ese movimiento que no eleva ni baja pe sos— un movimiento físicamente privilegiado; sería admitir que en una tierra en movimiento las cosas no suceden como en una tierra inm óvil979; y en particular, que los graves que caen desde lo alto de una torre nunca llegarán, hablando en rigor, al pie de ésta, como tampoco llegarán nunca al centro de la tierra. Descartes, Regulas ad directionem ingenii, vu, A. T., vol. 139, 141. no se limita a responder como había debido ha cerlo Galileo: es un nombre para designar algo cuya naturaleza ignoramos; determina su naturaleza positiva, y sobre todo nega tiva; la gravedad es una fuerza como las demás; es una atrac ción, algo análogo a la fuerza magnética.
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